Q de Quehacer 
Una conversación entre Gabriela Correa y Laura Orozco





Una de las motivaciones detrás de crear ABCDESPAC fue recibir constantes invitaciones por parte de diversos organismos y grupos para hablar de la conformación de ESPAC, gracias a las cuales notamos un interés genuino por conocer cómo se gestiona y administra una institución cultural de esta índole. Queríamos responder a este impulso compartiendo y transparentando los procesos desde las diversas áreas que, en conjunto, consolidan este espacio para el arte contemporáneo.

Gabriela Correa fue un elemento muy importante en el desarrollo de ESPAC, pues contribuyó en la creación de múltiples modelos y aproximaciones de construcción institucional, tanto por su labor en museos públicos (el Museo de Arte Carrillo Gil, el Museo Tamayo Arte Contemporáneo y el Museo de Arte Moderno), como en el ámbito privado (Casa Gallina, Museo/Fundación Jumex y la xii y xiii ediciones de la Bienal femsa), así como en proyectos independientes. Correa ha sido parte esencial de la configuración del arte contemporáneo mexicano por medio de la creación y posicionamiento de iniciativas culturales llevadas con el mayor rigor y seriedad. Siempre considerando el contexto específico y las necesidades a las que responden los proyectos, su trabajo se despliega en las áreas de procuración de fondos, relaciones públicas, mercadotecnia, comunicación, desarrollo, coordinación, diseño, logística de eventos, patrocinios y becas, entre otras.

Laura Orozco: Me es importante que en ABCDESPAC exista una conversación sobre gestión cultural, y qué mejor persona con quien tenerla que contigo, Gaby. No es un tema del cual se hable lo suficiente ni tampoco existe información de fácil acceso y menos en términos de aprendizaje a través de la práctica. Por la diversidad de espacios que existen en el arte contemporáneo y los cambios drásticos que estamos viviendo en el presente, es urgente encontrar flexibilidad en nuestras visiones sobre la dirección ejecutiva y gestión cultural dentro del quehacer artístico. No creo que exista una sola respuesta ni una sola vía de acción, sino que debemos de aproximarnos al proyecto dependiendo de su contexto y finalidad. Para lograr esto, es necesario abrir a la institución y dejar que la gente vea los procesos internos de los espacios culturales para así volver su construcción un tema público.

Gabriela Correa: Para empezar, gracias por darme voz en este proyecto y crear un espacio para hablar de la gestión cultural como práctica medular en la creación de proyectos. La gestión cultural es una parte sustantiva del ejercicio cultural y opera en todos los procesos artísticos; es una multidisciplina que se encarga de visualizar un mapa detallado de lo que se requiere —las aspiraciones, los intereses, las circunstancias y el contexto— para trasladar una idea de un planteamiento intelectual a una realidad.

Cuando me invitaste por primera vez a colaborar en ESPAC, tenías la intención de generar un programa cultural y educativo. Recuerdo que estabas trabajando con Willy Kautz, quien estaba revisando la colección y diseñando una línea conceptual y programática enfocada en la pintura contemporánea. En ese momento, había mucho trabajo por hacer, al igual que muchas interrogantes: ¿qué es ESPAC?, ¿qué aportaría?, ¿cómo lo haría?, ¿por qué?, ¿de qué manera?, ¿para quién? Todas estas preguntas nos ayudaron a definir los objetivos y metas y a trazar una ruta para llegar a ellos. De manera paralela, estaba el tema de la comunicación: ¿cómo debíamos hablar sobre ESPAC?, ¿en qué plataformas?, y ¿con qué tono y estilo? Creo que tú como gestora, desde el principio, demostraste un interés por concatenar los distintos aspectos de tu labor. Qué bueno que siete años después de que tú y yo comenzamos a colaborar, surgió esta oportunidad de platicar sobre la gestión cultural; porque en realidad, no se habla de estas cosas y menos desde un lugar de vulnerabilidad como el que brinda un proyecto como ABCDESPAC, el cual permite analizar todo el trabajo que hay detrás de una institución, transparentar los procesos y mostrar cómo estos configuraron la construcción del espacio.

Desde el inicio, ambas entendimos que para poder generar balances entre tus intereses personales, los de la colección de ESPAC y los de la comunidad artística teníamos que aprender a acomodar y conciliar diversas visiones y necesidades. Por otro lado, nos preguntábamos cómo hablar de una colección y cómo abrirla al público. Todos estos cuestionamientos que intervinieron en este proceso inicial nos fueron sensibilizando. Recuerdo la generosidad y honestidad con la que me invitaste a sumarme al proyecto. Tuvimos que empezar desde lo más básico: ¿cuál es nuestro propósito de ser?, ¿por qué queremos empezar a abrirnos?, ¿de qué vamos a hablar?, ¿cómo vamos a transmitir lo qué somos?; en todo momento recordando que el punto de partida era una colección de arte, especialmente de pintura, centrada en los ochenta y noventa. Vivíamos en un mar de preguntas. Conforme se nos presentaban, las matizábamos y organizábamos en un plan de trabajo que nos daba una línea a seguir y ayudaba a que no nos perdiéramos en el horizonte.

LO: ESPAC era un lienzo en blanco, en el cual comenzamos a trabajar a partir de dos ejes: Willy y tú. Siento que es difícil ver lo mezcladas que están las áreas de gestión y curaduría; en realidad, siempre es un ir y venir entre estos rubros. Algo que tengo muy presente es cómo tú y Willy, teniendo un currículum tan extenso, hayan accedido a trabajar conmigo y al mismo tiempo fueron flexibles con el proyecto a pesar de que ESPAC planteaba una propuesta distinta a la de las demás instituciones en las que habían estado. Para mí, fue un gran regalo poder trabajar con ustedes de manera abierta y un tanto experimental para que ESPAC se construyera desde otro lugar y tuviera otras posibilidades.

GC: Qué bueno que mencionas estos procesos. Es necesario implementar una metodología para poder desarrollar un proyecto como ESPAC. En tu caso, empezaste como directora ejecutiva, administrativa y artística, tenías muchos aspectos que cubrir. Es muy abrumador querer iniciar una institución y tener una idea clara de lo que quieres hacer, pero no saber cómo ejecutarla. En ese proceso de construcción y crecimiento del proyecto te das cuenta que hay un momento para todo y que es necesario generar y seguir un plan, crear alianzas con instituciones afines y pensar cuidadosamente sobre quién es tu interlocutor, tu público y tu usuario. También, aprendes a crear una estructura que, a largo plazo, te permita potencializar el trabajo para llevarlo a un público y posibilitar la continuidad y el impacto del mismo.

Desde el principio, estaban muy interesados en empezar a trazar las líneas educativas y pedagógicas de ESPAC, pero definimos que todo iba a ser progresivo, primero había que generar cimientos. Creo que fuiste muy respetuosa en creer y confiar en lo que Willy y yo te planteamos y sugerimos. El éxito de cualquier proyecto depende del trabajo colectivo, de creer en el otro y en su capacidad para desarrollar algún punto en particular y de saber cómo combinar todo para que el proyecto tenga posibilidades de crecimiento.

LO: En ese entonces, me era importante tomar una posición honesta y decir “yo vengo de este lugar y no sé de todo esto, pero quiero aprender” (hasta ese punto mi formación y experiencia laboral habían sido en el cine, y crear una institución de arte contemporáneo y generar contenidos para esta era algo nuevo para mí). También, siento que la intuición jugó un rol importante al decidir colaborar juntas; presentíamos que nuestra ética, manera de trabajar y visión de lo que queríamos construir estaban alineadas. Determinar con quién colaboramos tomando en cuenta estos principios y no simplemente las líneas de un currículum es una postura que en ESPAC continúa al día de hoy. Esta “buena onda” de la que hablan, se construye desde lugares en donde las personalidades, los intereses y los valores exceden lo que normalmente entendemos como trabajo, pero que en el caso de ESPAC, a su vez, lo definen.

GC: Definitivamente no existe una fórmula. En tus manos tenías un reto y una responsabilidad mayor: no solo la de crear ESPAC, sino buscar su permanencia y coherencia en un futuro. La presión y las expectativas eran altas, pero por suerte tu compromiso e interés por aprender también eran enormes. Durante toda la historia de ESPAC, tenías muy claro qué es lo que querías y, tal cual, lo realizaste; fuiste trazando un plan y dejando huella, haciendo historia y creando memoria. Siempre hablaste de un ESPAC “vivo”, que no estuviera atado a códigos o especificidades. Estos componentes han estado presentes desde el principio y se ven claramente. También, se puede apreciar todo el aprendizaje que has obtenido a lo largo de... ¿cuantos años ya?

LO: Los primeros dos años sucedieron “tras bambalinas”; fue un periodo —invisible— de aprender, conversar y preparar. Decimos que ESPAC tiene seis años de fundado, pero en realidad yo llevo ocho trabajando en el proyecto.

Es importante mencionar que sin una buena gestión y dirección es imposible construir un programa público. A pesar de que previamente hablamos de que la intuición en la gestión es necesaria y positiva, pensar que esta se puede ejercer con mera intuición y que las cosas se pueden ir resolviendo sobre la marcha es un grave error. Una buena gestión puede salvar (o no) un espacio, puede hacer que perdure o no, puede hacer que sí te den el dinero o no, que la gente se comprometa con el proyecto o no.

GC: ... O que también se aleje de su finalidad. Si no tienes claro el propósito, las líneas conceptuales pueden volverse frágiles y en el día a día, en el ir y venir, se puede perder fácilmente, pues se presentan proyectos o temas que parecen más atractivos y si no tienes una guía y una justificación de ser, te puedes perder o confundir. Es importante construir un discurso unificado y ser coherentes con este. La gente cree que la gestión cultural es pura intuición, pero no lo es, hay mucho trabajo fino detrás. La gestión cultural no es solo un trabajo administrativo, es una labor que requiere conocimiento, experiencia, planeación, investigación, reflexión y mucho cuestionamiento. En este proceso se integran y se toman en cuenta diferentes voces, pensamientos y necesidades. Es importante la consolidación de un equipo que pueda llevar el proyecto al lugar previamente definido. La organización es vital, por lo que también es necesario realizar un ejercicio de planeación estratégica que indique cómo ejecutar el siguiente paso que acerque a la institución a sus metas. Hay que contemplar todas las áreas: curaduría, logística, operación, ejecución, administración, recursos humanos, comunicación y públicos, por nombrar algunas. Por eso, también se habla de “mediación”; al final, el gestor es alguien que está en medio de todo y que tiene que escuchar absolutamente a todos, priorizar y ver qué es lo que realmente necesita la institución en un dado momento, pero sobre todo, de cara al futuro.

LO: Por otra parte, está el tema de volver público nuestro trabajo: ¿cómo se comunican y traducen las ideas con base en el tipo de público al que te diriges? y ¿cómo se evalúa esta transmisión de información? Hay que pensar de forma anticipada y crear consensos entre las diversas áreas. También, se necesita llevar la información a las redes, a los comunicados e, incluso, a las pláticas casuales que tienes con la gente que asiste a las muestras y actividades.

Gaby, me gustaría que nos contaras sobre cómo entraste a la gestión y sobre tu formación.

GC: Tuve la fortuna de trabajar con Osvaldo Sánchez, quien se convirtió en un gran mentor (siento que la historia del arte en México no le ha dado el reconocimiento que merece). Estudié Historia del Arte, quería ser curadora. Afortunadamente se abrió una plaza en el Museo de Arte Carrillo Gil, una amiga me presentó al director. Había este llamado escáner de Osvaldo, tenía la intuición de saber de qué maneras cada personalidad podía aportar al proyecto. Recuerdo que me dijo, “el único trabajo disponible es en relaciones públicas y me parece que eres ideal para el puesto”. Yo no sabía nada de relaciones públicas y empezar ahí fue muy afortunado. En ese tiempo los museos eran lugares muy cerrados y Osvaldo reformuló su sentido. Tuve la posibilidad de aprender, de forma durísima, qué son las relaciones públicas y qué implica la procuración de fondos en un museo público. Recuerdo muchos momentos claves de construcción y constitución del sistema de arte contemporáneo en México. Vi cómo se gestó el Patronato de Arte Contemporáneo (pac) y con este el sitac. Habían juntas y platicaban de miles de cosas, surgían muchas ideas nuevas. Osvaldo se dedicó a traer a diferentes actores culturales nacionales e internacionales a la Ciudad de México para hablar de otros modelos de prácticas curatoriales. Después, parte del equipo se trasladó con Osvaldo al Museo Tamayo Arte Contemporáneo, en donde mi tarea principal fue, primero, empaparme de la historia de esta institución para, posteriormente, poder generar un plan de trabajo enfocado en consolidar la nueva propuesta curatorial que ayudara a posicionar al museo, acercando aliados estratégicos que aportaran capital económico y le dieran credibilidad a la nueva dirección. En ese entonces yo era jefa del Departamento de Relaciones Públicas y Mercadotecnia, división que en realidad se ocupaba de la procuración de fondos y era el vínculo directo con la Fundación Olga y Rufino Tamayo, asociación civil que se creó en 1989.

LO: ¿En qué año sucedió la transición de todo el equipo con Osvaldo al Museo Tamayo?

GC: Fue en 2001 (en el Museo de Arte Carrillo Gil estuve de 1998 a 2000). Ese año, el museo permaneció cerrado por un tiempo por remodelación; fue cuando el piso se cambió a blanco y se le renombró Museo Tamayo Arte Contemporáneo. Esta modificación fue sumamente importante, pues antes los visitantes no tenían claro si era un museo de la obra del artista Rufino Tamayo o sobre la colección de arte contemporáneo que él había consolidado en su vida. Uno de los retos más difíciles, también con Osvaldo, fue en el Museo de Arte Moderno donde, ya con mayor experiencia, entré a la Subdirección de Desarrollo. Después, tuve la posibilidad de saltar del ámbito gubernamental al privado y me uní al equipo de Fundación Jumex, en donde creamos nuestras propias metodologías y formas de aproximarnos a las necesidades del proyecto. Trabajar en ambos tipos de propuestas institucionales fue muy importante. De igual manera, la experiencia de trabajar en las dos ediciones (Zacatecas y Monterrey) de la Bienal femsa, también fue muy enriquecedora, porque ahí logré ver cada proyecto de manera muy distinta y trabajar desde otros contextos.

Imagínate la riqueza de haber trabajado en este tipo de proyectos y de ver cómo se construían estos espacios desde los cimientos. Así me formé. Esas experiencias configuraron mi modo de trabajo actual que toma en cuenta todo lo que interviene en un espacio institucional: las personas, los hábitos, las necesidades, las emociones, las ideas y los contenidos, los cuales se van amalgamando con respeto, cuidado y tiempo.

LO: Ahora que me cuentas sobre este largo camino, pienso en las múltiples funciones que se desempeñaban desde la dirección, muchas no visibles. Pienso en ESPAC y en cuanto nos costó generar una metodología de trabajo que fuera funcional y que también operara bajo otro tipo de éticas laborales. Esta forma de dirigir es un reto ya que implica no solo una labor de conceptualización y organización, sino también uno en donde el factor humano y emocional es de suma importancia.

GC: Ese “factor humano” desde el inicio ha sido parte de ESPAC. La idea de una dirección horizontal, basada en la escucha y el aprendizaje, siempre ha sido parte de tu visión, pero también has sabido qué aspectos de un organigrama más convencional son necesarios mantener. Ser directora es difícil y doloroso porque, en efecto, a veces te dan ganas de renunciar, pero siempre regresas ya que es tu pasión, lo que quieres hacer, lo que te mueve. La gestión en esta circunstancia te ayuda a colocarte en un horizonte desde donde es más fácil digerir los problemas y entender que no estás perdida y que estas pausas, donde sientes que todo se está viniendo abajo, son parte del proceso; un proyecto de estas características siempre tiene miles de retos diarios.

Recuerdo cuando se mudaron a la nueva sede; el cambio no solo fue de espacio físico, sino también conllevó un giro curatorial, ya que implementaron importantes modificaciones a los programas y contenidos. En ese momento, empezaron a perfilar una línea que reflexionaba sobre el arte y desde el arte. Creo que yo aporté un poquito a todo esto ayudándote a aterrizar las ideas. Viendo a ESPAC con la distancia que estos ocho años permiten, la verdad es que sí mereces un reconocimiento muy grande, Laura. Fuera de las asesorías que recibiste por mi parte, tú, desde el principio, has llevado una gestión que ha logrado integrar todo y responder ante lo que se presente.

LO: Creo que es importante sacar a la luz esa lucha que conlleva crear y sostener una institución o un proyecto desde la dirección y gestión. Aunque podría parecer que ESPAC es la panacea, no nació así, se construyó con muchos esfuerzos; no solo por generar un espacio con libertad discursiva, sino también por establecer congruencia entre lo que decimos y cómo trabajamos internamente. Estos procesos implican un cambio en las estructuras y los sistemas laborales. Podríamos decir que, en este caso, construir requiere ir contra la corriente del contexto laboral al cual estamos acostumbrados. Cuando inicié ESPAC era muy joven y aún no tenía las herramientas para poder dirigir y menos para crear metodologías de trabajo propositivas. Me acuerdo que una vez al año, sin falta, llegaba contigo en plena crisis existencial [risas]; dirigir una institución de este tipo es muy agotador. Nadie ve esta parte, no la viven ni los artistas, ni los curadores, ni los educadores, ni los visitantes; es una labor invisible.

GC: Hay una parte gratificante de darte cuenta que las cosas están funcionando, pero muchas veces esa celebración sucede tras bambalinas. Como bien expresaste, nadie se da cuenta de todas las horas de angustia que hay detrás de pensar en cómo resolver una situación, cómo encontrar momentos de conversación y cómo sostener un espacio. Recuerdo cuando a finales de año, revisábamos los reportes que servían como indicadores de dónde estaba situado ESPAC. Esos ejercicios son fundamentales para darse cuenta de todo el trabajo que hay de por medio, del esfuerzo, de las estrategia y de la entrega. Ver los avances escritos en un reporte de esta índole hace que podamos dimensionar los resultados de nuestra labor de una forma más tangible, lo cual explica y justifica las decisiones que se tomaron y brinda un panorama más completo que permite saltar a otro lugar el año siguiente. Este tipo de herramientas son necesarias para evaluar, pero igual de importante es tener la sensibilidad para reconocer los logros de tu equipo y también los personales. Por lo general, nuestro trabajo se mide a un nivel simbólico; su impacto no es tangible, pero cuando lo ves plasmado en un papel te das cuenta de lo importante que eres, de qué pasaría si ya no existieras, a cuánta gente beneficias, impulsas e inspiras. Todos estos aciertos a veces pasan desapercibidos, porque los resultados se determinan por la cantidad de proyectos expositivos o editoriales, pero hacer los reportes de fin de año es un ejercicio de memoria que plasma todo el trabajo en un documento a través del cual podemos tener un panorama amplio que nos permite reflexionar y a los directores les da una visualización más completa.

LO: Estamos tan inmersos en el trabajo que en momentos es imposible mirar a través de un lente más amplio. A pesar de que lográbamos mucho, me costaba trabajo dimensionar el impacto de nuestra labor y percibirnos como el público lo hacía. Si tú o alguien de afuera no me lo decía, yo seguía creyendo que ESPAC estaba en el mismo lugar que cuando iniciamos. Todavía hoy en día es muy difícil ser autocrítica en ese sentido; también por eso sacamos ABCDESPAC, para ampliar esos diálogos, para podernos ver a través de otras personas y a partir de eso repensarnos.

GC: Desde el principio, se trabajó en una estructura para ensamblar la maquinaria que pondría en marcha a esta institución. Eres autocrítica y te evalúas continuamente, Lau, y eso creo que es muy sano porque te permite, dentro de la identidad de ESPAC, saber dónde enfocar esa energía para así poder priorizar.

El proceso de construcción de ESPAC sin duda estuvo lleno de retos; sin embargo, todo esto se fue acomodando a lo largo del tiempo de una forma noble y honesta. Sabías qué era lo que querías hacer y aportar y estabas convencida de estar contribuyendo a algo que para ti era importante —y para todos los demás, obviamente—. Pero, ¿cómo transmitir lo que ESPAC quería perseguir y las líneas discursivas que querían implementar? En esa pregunta invertimos horas de trabajo. Siempre has sido tenaz y congruente con tu deseo de que ESPAC sea un lugar de cuestionamiento que, desde todos los niveles y formas, reflexione sobre la institución artística.

Dentro de todo lo aprendido, ¿cómo te ubicas tú como directora?, ¿dónde te sientes más cómoda?, ¿qué ha sido lo más protagónico en tu trabajo? ¡Has hecho de todo, desde programación artística, hasta pedagógica y editorial! Después de lo que hemos hablado, dime, ¿te concibes como gestora? Es algo que me llama la atención y me gustaría saber.

LO: Mi labor se ha centrado tanto en la construcción de ESPAC, que ha sido muy complejo definirme fuera de este. Los últimos dos años han sido importantes para todo el equipo porque, ya con los cimientos bien definidos, empezamos a crear proyectos que vinculan nuestros intereses personales con la colección y las necesidades del público, lo cual nos llevó a lugares inesperados y emocionantes. Aunque trabajamos desde una institución con líneas curatoriales marcadas, siempre es posible descubrir puntos de encuentro entre diversos intereses y enriquecer simultáneamente a todos los involucrados. Estas aproximaciones a la creación de discursos también abren espacios y tiempos para poder conocer y reconocer a los individuos con los que trabajas y así aprender del otro. En el 2017, antes de inaugurar la primera exposición que curé en ESPAC titulada Impresiones del tiempo, se nos ocurrió hacer un cine club los lunes por la mañana llegando a la oficina. La intención inicial era compartir mi bagaje cinematográfico con el equipo para poder estar en el mismo canal al presentar la muestra y poder aportar al proyecto desde nuestras diversas áreas de experiencia. A partir de este ejercicio individual dentro de lo colectivo, empecé a cuestionar y definir en qué área y de qué manera me quería desempeñar dentro del arte, más allá de mi labor de dirección en ESPAC. Un ejemplo importante fue mi aproximación a la curaduría de Inter/medio, el primer proyecto realizado desde ESPAC que invitó a un curador externo a trabajar en conjunto para generar una muestra. Quería aprovechar y utilizar la infraestructura de la producción de exposiciones y, más allá de publicar mis ideas, deseaba abrir un espacio de diálogo horizontal en el ejercicio curatorial y, a su vez, entender las posibilidades y dificultades del trabajo colectivo. Entablar una conversación con Cristina Torres, cocuradora del proyecto, nos llevó a profundizar en los vínculos entre el cine y las artes visuales y generó diversas capas de lectura. Además, decidimos que tanto el programa educativo, a cargo de Ana Torres Valle Pons, como el catálogo de la muestra, editado por Alfonso Santiago, debían de tener agencia propia y no solo expandir las ideas de la exposición, sino generar una contestación a esta. Sus respuestas muchas veces contradecían las ideas de Cristina y las mías o de plano las retaban. Tanto Ensayos para habitar juntxs, título del programa educativo, como el catálogo de Inter/medio, funcionaron como exposiciones paralelas a la “central”, cuestionando la valoración simbólica impuesta sobre las diversas plataformas desde donde hacemos público el arte, retando al contenido curatorial de la muestra y redistribuyendo los recursos económicos del proyecto. La exposición funcionó como un pretexto para desbordar las convenciones de programación institucional que dieron pie a ABCDESPAC. Quiero creer que estas ideas sobre abrir la curaduría a ejercicios verdaderamente colectivos, que transgreden la idea del genio individual, las concebí gracias a mi labor de gestión y dirección, pues esta me forzó a pensar en una curaduría capaz de accionar intercambios que devengan en resultados compartidos.

En este último año de pandemia, ha sido mucho más fácil definir qué es lo que quiero y cómo lo quiero. Ha sido muy liberador poder reflexionar sin estar agotada. Te das cuenta que piensas cosas muy distintas en este estado de tiempo prolongado o suspendido. Para mí, todo está unido; creo que podría trabajar en todas las áreas: dirección, gestión, curaduría, editorial y educación. Me aproximo a la gestión desde un ángulo muy curatorial y, a su vez, mi manera de curar está orientada hacia un pensamiento que viene de la gestión, uno que permea todos los aspectos que involucran curar. No soy una curadora que parte del estudio académico, sino que trabajo sobre la práctica y me acerco a la investigación desde lugares que toman como punto de partida la conversación y lo múltiple, tanto con la obra artística como con los distintos soportes en donde esta se vuelve pública y con las personas que posibilitan su producción, lectura y cuidado. Siento que me he podido enunciar desde esas particularidades. Me gusta pensar en otro tipo de trabajo, uno que nace desde lo híbrido y colaborativo, dando pie a resultados menos predecibles y cerrados.

GC: Sí, aquí también hablas de los varios tipos de educación o formación que van configurando nuestra experiencia laboral. Incluir, en ABCDESPAC, este capítulo sobre las vicisitudes de la gestión es fundamental; hablar y pensar desde la gestión te da la posibilidad de centrarte y escuchar distintas voces, conocimientos y experiencias; es fundamental tanto la limpieza del espacio físico como algo tan delicado como los contenidos de un proyecto. La gestión es algo que te enseña, que hace posible que valores el trabajo de la gente en todas sus manifestaciones. El equipo, al saberse y sentirse como una parte integral, no deja morir el proyecto, porque todos forman parte de él. Mucha gente que ha pasado por ESPAC habla con orgullo de haber pertenecido, de haber estado o seguir ahí, de haber colaborado.

LO: Aunque hay muchos factores que posibilitaron eso, principalmente tiene que ver con pensarnos desde estructuras horizontales. Por necesidad y voluntad, ESPAC se organizó por departamentos (Registro, Curaduría, Comunicación, Editorial y Aprendizaje) que solo constan de una persona, la cual es jefe de su área y por ende responsable de tomar decisiones. Bajo las circunstancias dadas, creamos nuestro propio estilo y modelo de producción para optimizar los recursos. Siempre estamos en constante comunicación con el equipo; todos están al tanto de lo que sucede en los demás departamentos, lo cual nos da la oportunidad de entender y apoyar. Por eso logramos producir tantas exposiciones, libros y actividades. Esto permite que el aprendizaje, al igual que la seriedad y disposición que imprimimos al trabajo, sea enorme. Por el simple hecho de habitar en un espacio sin jerarquías, en donde podemos expresar y crear con libertad, hacemos mucho más de lo que se nos pide.

GC: Eso también es profesionalización.

LO: Eso hizo toda la diferencia. Yo no creo que ESPAC sería lo que es hoy sin esos cruces de relaciones y de equipo.

GC: Sucedió gracias a que lograste encontrar el punto perfecto entre ser congruente con la línea de ESPAC y estar abierta a escucharnos, a darnos ilusión y, en momentos, también empujarnos a replantearnos las cosas. Levantaste y sostienes un proyecto complejo. Te tienes que sentir muy orgullosa.

















Gabriela Correa
(Ciudad de México, 1974)

Gestora cultural. Estudió Historia del Arte y cuenta con más de diecisiete años de experiencia en relaciones públicas, mercadotecnia cultural y procuración de fondos en instituciones privadas y públicas de orden cultural. Fue jefa de Relaciones Públicas del Museo de Arte Carrillo Gil; responsable de Relaciones Públicas del proyecto Oasis Sonoro, actividad programada para el 70 Aniversario del Palacio de Bellas Artes; responsable del Departamento de Relaciones Públicas y Mercadotecnia del Museo Tamayo Arte Contemporáneo; responsable del Programa de Patrocinios y Becas de la Fundación/Colección Jumex; subdirectora de Desarrollo del Museo de Arte Moderno; coordinadora de los equipos nacionales e internacionales de planeación, diseño, relaciones públicas y logística para los eventos y festividades en torno a la apertura del Museo Jumex, y directora de Desarrollo de inSite/Casa Gallina; gerente de Comunicación y Relaciones Públicas del Museo Jumex; y directora ejecutiva de las ediciones XII y XIII de la Bienal femsa. Su labor también se extiende a la asesoría de diversos proyectos culturales institucionales, tanto públicos como privados.