I de Intimidad
Arte, extimidad y simpoiesis
Sandra Sánchez





"… que dentro yo tengo un palacio real
lleno de cuartos donde patinar"
Rigoberta Bandini


Me gusta mi tetera no solo por su forma, sino por el tiempo que toma en hacer hervir el agua; esos minutos de espera inútiles los gasto en soñar despierta, en enojarme con alguien mientras le pienso, en planear la comida o reflexionar sobre algo que leí: experiencia esplendorosa que se repite un par de veces al día.

En medio de la suerte de poder mantenerme encerrada durante la pandemia, esa estela de tiempo se convirtió en angustia. Comenzaba a limpiar la mesa —estuviera o no sucia—, a lavar un traste, a ver el celular, a hacer cualquier cosa que no fuera estar conmigo misma mientras el agua cambiaba su temperatura. Después, el café me sabía a prisa, como si sospechara de un excedente que no iba a poder gastar durante el día: saliendo a trabajar, a entrevistar, a ver arte, a estar con alguien que quiero…

—Estoy saturada de mí— me escuché decir un día.

soy yo sin vos
sin voz
aquí yollando
con mi yo sólo solo que yolla y yolla y yolla
entre mis subyollitos tan nimios micropsíquicos
lo sé
lo sé y tanto1


Hay un tipo de cansancio que es efecto de la ausencia de movimiento & convivencia, de un exceso de solipsismo, de una condensación densa de la voz propia: la intimidad sin relación con los demás se convierte en inmovilidad.

Ante el agotamiento, la búsqueda: la producción sin finalidad alguna más que el recorrido; la destitución de la promesa de conclusión o premio; una andanza dentro de casa. El poder político del caminar de un par de piernas2 lleva casi un año suspendido; mis ojos son los que ahora hacen andar a mi cuerpa (manteniéndose en su lugar) —y qué es leer sino caminar senderos de letras—.

Comencé a buscar textos y obras sobre la intimidad para orientarme (espejearme) en este escenario tan singular. Encontré un par de cosas; te cuento: Jacques-Allain Miller (siguiendo varios hilitos de Jacques Lacan) escribió Extimidad, una propuesta que atenta contra la idea de que lo íntimo habita en un “adentro” singular y cerrado. Ante el paradigma moderno de un sujeto todopoderoso, el psicoanálisis propone lo éxtimo: “lo que está más próximo, lo más interior, sin dejar de ser exterior”.3 Quizá una pieza nos ayude:



Si pasamos el dedo por un toro (geométrico) nos damos cuenta de que se rompe la división entre afuera y adentro; lo que tenemos frente a nosotros es un recorrido constante. Como la pieza de Eric Valencia muestra, en el trayecto nos podemos encontrar con símbolos, signos, estructuras e informaciones particulares, pero la división tajante está cancelada a favor del movimiento: se puede seguir andando al infinito. Tanto para Miller como para Lacan, el toro es la estructura de la extimidad: “su exterioridad periférica y su exterioridad central no constituyen sino una única región”.4


Mientras preparaba mi café una mañana de noviembre, caí en la cuenta de que por más que me gustara la zoomósfera, algo de mí se encontraba perdido, en duelo por la falta de convivencia cuerpo a cuerpo (y por supuesto, por los cuerpos que ahora habitan en nosotros solo como afectos y recuerdos): el recorrido seguía, pero la ausencia de las conexiones unx a unx, voz a voz, me estaba causando una fatiga nunca antes experimentada.

La intimidad extimidad, entonces, se conforma mediante lazos: con los objetos, con las obras de arte, con las personas, los animales, las ausencias, las plantas, los imaginarios, los deseos, las fantasías, el lenguaje, los traumas, los sueños…, siempre relación, conjunto, fricción, (des)amor y (ene)amistad. Amar es dar a los demás lo que no tenemos y lo que no nos piden. Creo que podemos cuidar de nuestra extimidad, procurando esas relaciones: la belleza de mi planta de sombra es efecto del agua con la que la riego, del sol que la alimenta, de su presencia frente a mí, de lazos imperceptibles para mi subjetividad y de aspectos que, por supuesto, escapan al lenguaje.

Extimidad, simpoiesis y arte

Desde la producción artística, la extimidad resuena con la simpoiesis, un concepto que Donna Haraway ensaya en Seguir con el problema y que M. Beth Dempster propuso en 1998 para definir “los sistemas producidos colectivamente que no tienen límites espaciales o temporales autodefinidos. La información y el control se distribuyen entre los componentes. Los sistemas son evolutivos y tienen el potencial de cambiar sorpresivamente”.5

Los sistemas simpoiéticos hacen eco de la extimidad porque tampoco son unidireccionales ni teleológicos; más bien, implican un generar-con, en donde la condición de posibilidad del suceso es el guión mismo. El encuentro no es linear, sino diverso (rizomático), con cortes y flujos, con entusiasmos empíricos y raspaduras de rodillas.

Aunque la simpoiesis se piensa primero desde la biología ecológica y evolutiva, su práctica no se limita a ese ámbito. Encuentro en el trabajo de artistas, una intimidad extimidad que ha roto con el solipsismo y el individualismo para marcar una relación visual-simpoiética: multiplicidades dentro de unx mismx; decir yo en correspondencia con otros objetos e historias.

Con justicia, puede que algunxs de ustedes piensen que eso ha hecho el arte desde siempre: representar las relaciones del sujeto con su entorno; les doy la razón. Sin embargo, en contraste con prácticas donde se confía plenamente en los sentimientos y expresiones de un sujeto dado, las obras que presento a continuación dudan, cuestionan y problematizan esos sentimientos, evitando así una hipóstasis de lo íntimo y personal; es decir, la presuposición de “honestidad-verdadera” detrás de una sensación dada.



Un cuerpo siempre es más y menos que un cuerpo

Conocí el trabajo de María Conejo por ser cofundadora de pussypedia.net, “una enciclopedia en línea, bilingüe, gratuita e inclusiva de género y órganos que busca volver más accesible la información sobre las pussies y la diversidad sexual”. La enciclopedia abona a un conocimiento corporal sin tapujos: los nombres se ponen con todas sus letras, las imágenes luchan contra los estereotipos engañosos de la publicidad y los clichés se despejan. Recuerdo la primera vez que vi su modelo anatómico 3D, antes de eso nunca había dimensionado la posición de los órganos sexuales dentro de mi cuerpo.

Mientras que en la Pussypedia el dibujo anatómico demanda exactitud, en otras producciones de María encontramos un recorrido por la subjetividad, por la intimidad extimidad y sus complejidades.

La cultura occidental moderna demanda siempre el principio de identidad A=A, congruencia con unx mismx y temperancia al pronunciarse sujetx. En sus artes, María rompe con esos fantasmas para visualizar que cuando unx está solo consigo mismx, hay una variedad de voces, dudas, preguntas, incertidumbres y acompañamientos cotidianos, atentando contra la idea común de pensar inmediatamente la multiplicidad como locura, defecto, esquizofrenia o disociación subjetiva.



En una entrevista, le pregunté si las mujeres que dibujaba en cada pieza eran una sola o varias. Me contestó que una: una siendo varias y siendo una sin que eso sea una contradicción.

Así como en la Pussypedia se rompen tabúes sobre el cuerpo femenino, en los dibujos se quiebra la idea de unidad como representación del sujetx: un cuerpo siempre es más y menos que un cuerpo; un pensamiento se enmaraña, produce laberintos y se recorre; una cabeza se pierde sin que su ausencia se traduzca en catástrofe; los órganos se mueven de lugar: el ojo deja de convivir en par para propagarse y caminar del rostro a los dedos, quebrantando los límites entre la metáfora y la literalidad; en el orden de las percepciones cada particular se autolegitima tan solo con su propia existencia.


Una sensación: un objeto que acompaña a un cuerpo

Yo también he caído en la tentación de ver a los objetos solo como fetiches y mercancías de consumo. Desde la culpa, me condené por comprar cosas que no necesitaba solo porque eran bonitas; como si algo que no fuera útil como herramienta tuviera un valor menor o, incluso, me hiciera peor persona.

El valorar las cosas como adorno y embellecimiento debe evitar la trampa del cinismo, ir de la culpa al disfrute acrítico, la acumulación que llena un vacío sin tregua y no un placer concreto. Ante la disyuntiva, es necesario insistir en una ética en donde esté presente la pregunta por las personas detrás de los objetos, por la línea de su producción, distribución y consumo.

Una parte de la extimidad se constituye justo en relación con los objetos, con las cosas que resguardan y delimitan tanto nuestros cuerpos como nuestros espacios: mi taza favorita para tomar té, mi tetera, mi prensa morada que estuvo conmigo ocho años —mañana, tarde y noche—, la portada de los libros —sus texturas—, el color del fuego de una vela, la ergonomía de nuestra pluma preferida, un largo etcétera.






La artista Andrea Villalón trabaja desde ese umbral —espacio-sujeta-objeto—, sin distancia jerárquica entre un elemento y otro, señalando la tensión que generan dentro de la pintura.

La ataraxia «ausencia de turbación» alude a la disminución de la intensidad de pasiones y deseos; estado anímico que por más intenso que sea, nunca es obsceno —sin escena—. En la pintura de Andrea, observamos el cuerpo como contenedor de la vivencia; el baño (flores, espejo-telaraña, verde agua sobre rojo) como continente del cuerpo; la ventana como umbral; el clima como exaltación. Los ojos pueden permanecer cerrados mientras todo lo demás sucede. Cada componente es igual de relevante: la extimidad no es sin objeto.

Las obras de Andrea presentan personajes en soledad que sospechan de la simpoiética de la cual forman parte; enlaces temporales —producciones— en espacios dados con agentes que salen y entran de escena, pero cuya presencia nunca pasa desapercibida; estados de ánimo y autorretratos que tensan la sensación con el paisaje, no como algo que se encuentra lejos —controlado por la mirada—, sino como el espacio que permite que la sensación aflore, que el pensamiento tenga lugar lado a lado con los objetos.

Sujetas, archivos e historias que nos conforman

La tercera artista —y última de la que escribiré en este texto— que rondó mi mente mientras hervía la tetera esta mañana fue Chantal Peñalosa. La importancia de las ciudades y territorios en los que habitamos radica no en el engaño de un principio de identidad asociado a valores ideológicos preestablecidos, sino en la posibilidad de tránsito y en las experiencias particulares que tejemos sobre el espacio, las cuales lo transforman al tiempo que permiten su (nuestro) devenir. Pero un espacio no es solo metros cúbicos, pasadizos y fronteras, es sobre todo las historias que produce y los archivos que dan cuenta de las voces que cada tanto abandonan su protagonismo para dar paso a lo que sigue.



Es 2019 Chantal y yo estamos platicando en un café de la colonia Roma en la Ciudad de México, cerca de la sede anterior de Proyectos Monclova, galería que la representa. En unos días va a inaugurar Unfinished Business Garage. Dentro de la exposición hay varias fotografías de obras de arte recientes montadas sobre distintos lugares fronterizos, la serie se titula From the Afterlife Series.6 Chantal escribió su texto de sala; ahí leemos la historia que acompaña a las imágenes:

En el verano de este año realicé una exposición invisible en espacios públicos de Tijuana, el área de San Diego y Popotla, en la que resitué fotografías de eventos que ocurrieron entre 1994 y 2005 como parte de Insite7 y que se volvieron piezas clave para el border art. Coloqué una fotografía de archivo enmarcada junto con el título de la pieza y la abandoné en el sitio. Lo único con lo que yo me quedé fue con el registro de las piezas, como un gesto para reaparecer esa historia que no me tocó ver.8


La fotos presentan varios movimientos: la extimidad de la artista en relación con las historias; la extimidad de la ciudad en relación con la apropiación de la misma y los rumores que la rondan; y la simpoiética entre el pasado, su actualización y las miradas (inaccesibles para nosotrxs) de lxs espectadores que se encontraron con las imágenes, las cuales —en el espacio público— aluden más al rito y a la brujería que al archivo y a la nota al pie de la historia del arte y sus movimientos.

*

Me gustaría terminar con otra historia que he escuchado varias veces durante el encierro y que leí hace poco en The Carrier Bag Theory of Fiction de Ursula K. Le Guin, cuya obra conocí mediante Donna Haraway. En la narración Ursula apuesta por el recipiente (la bolsa, la canasta, la hoja enrollada, el canasto tejido con el propio cabello) como el primer dispositivo cultural —lugar necesario para guardar la avena con la que se alimenta unx al amanecer; la que se ofrece al niñx cuando tiene hambre—. Esta fabulosa historia me hace pensar en la extimidad como contenedor de afectos, personas, objetos, animales y relaciones que entran y salen, que transitan a través de mí y que me permiten andar a través de ellxs. Me despido con esa imagen.

¡Bonito día!

Sandra Sánchez
(Ciudad de México, 1989)


Crítica de arte y gestora cultural. Su investigación actual se centra en los modos de escritura colaborativa dentro del arte contemporáneo y en las propuestas de recepción del arte más allá de la relación estética productor-obra-espectador. Escribe sobre arte contemporáneo en revistas, periódicos y blogs como Terremoto, Fall Semester, Letras Libres, La Tempestad, Confabulario y GasTV. Sus ensayos han sido incluidos en los libros impresos: Monolito (Mixedmedia Press, 2020), Manifiestos mexicanos contemporáneos (Taurus, 2017) y Postneomexicanismos (espac, 2016), entre otros. En 2015 fundó Zona de Desgaste, un espacio dedicado a la escritura y a la reflexión crítica de temas relacionados con arte contemporáneo, estudios visuales y estética. Actualmente es directora de Aeromoto, editora de OndaMx y profesora de asignatura en el Colegio de Arte y Cultura de la Universidad del Claustro de Sor Juana en la Ciudad de México. A raíz de la pandemia ocasionada por covid-19, desarrolla un performance escritural colaborativo titulado Diario público (IG: @diariopublicco).










1. Fragmento de “Yolleo”, poema escrito por Oliverio Girondo en 1953.

2. “El poder político de un par de piernas” en relación con la caminata se aborda en alguna página de Rebecca Solnit, Wanderlust. Una historia del caminar, trad. de Álvaro Matus, Madrid, Capitán Swing, 2015.

3. Jacques-Alain Miller, Extimidad, trad. de Nora González, Buenos Aires, Paidós, 2010, p. 13. En el libro, Miller desarrolla la extimidad en relación con el inconsciente, el lenguaje, el objeto causa del deseo y lo real (lo abyecto).

4. Ibid., p. 19.

5. Donna Haraway, Seguir con el problema. Generar parentesco en el Chthuluceno, trad. de Helen Torres, Bilbao, Consonni, 2019, pp. 102-103. La simpoiesis contrasta con los sistemas autopoiéticos: “unidades autónomas ‘autoproducidas’”, “con límites espaciales o temporales autodefinidos que tienden a ser controladas centralmente, homeostáticas y predecibles”.

6. Al escribir este ensayo, no recordaba el nombre de la serie. Le pregunté a Chantal por correo. Esto fue lo que respondió: “El título original es en inglés, pero si necesitamos traducirlo yo lo pondría como De la serie del afterlife (no traduzco afterlife). Seguro conoces el concepto: es la traducción más acertada de nachleben, palabra que en español tiene múltiples traducciones, pero usualmente se traduce como ‘la vida después de la vida’, aunque también la he visto como ‘pervivencia’. Este es un concepto clave en todo este proyecto y también en la revisión de los archivos con los que trabajo sobre la historia del arte en la frontera”.

7. “Fundada en 1992, insite es una iniciativa dedicada a la producción de obras de arte en la esfera pública mediante colaboraciones entre artistas, agentes culturales, instituciones y comunidades. insite ha organizado seis ediciones a lo largo de los últimos 28 años, cada una con una perspectiva curatorial y artística distinta, pero siempre privilegiando la participación a largo plazo de artistas que desarrollen proyectos concebidos para contextos específicos. El marco conceptual de insite se originó en la noción de lo público: tanto en el contexto de experiencias, intervenciones e instalaciones en la esfera pública, como de los espacios geográficos que han inspirado a los artistas a imaginar la arena cívica y social”. Consultado el 16 de noviembre de 2020 en <https://insiteart.org/es/about>.

8. Chantal Peñalosa, Just in case. Texto de sala para Unfinished Business Garage, Proyectos Monclova, 7 de noviembre - 21 de diciembre de 2019, consultado el 17 de enero de 2021 en <http://proyectosmonclova.com/exposicion/unfinished-business-garage>.