H de Habitar 
Entrenamientos para un posible habitar
Andrea Carrillo Iglesias




Entrenamientos para un posible habitar es un conjunto de ejercicios para practicar la convivencia, la correspondencia, el cuidado mutuo y la solidaridad, generando otras formas de pertenencia en el espacio expositivo de espac.

La arquitectura del habitar

Diseño del espacio

El lugar tiene una simpleza espacial; la luz es tenue, cálida, intrigante. Telas colgantes generan una sensación de guarida, la atmósfera del espacio cambia según la proyección visual. El sonido es delicado y desacelerado. Al centro, una cómoda tarima, la cual funciona como base, mesa, cama, silla o cualquier otra superficie para reposar el cuerpo, donde caben aproximadamente doce personas. Frente a la tarima hay una base rectangular con muchas ramas. Del techo cuelgan móviles de comida que se mueven lentamente y propician el juego de la luz y la refracción. El lugar está lleno de registros, una especie de escenario en donde la obra o la improvisación se va lentamente desarrollando.



La tarima
Medidas: 400 x 380 x 26 cm.
Materiales: madera, esponja y forro de tela.

El forro contiene frases, imágenes y texturas, registros de momentos en espac. Pequeñas islas elevadas funcionan como superficie para colocar los platos, la comida o cualquier otro objeto.

Los platos
Medidas: 25 cm de diámetro (redondo).
Materiales: espejo con frases grabadas.

La dinámica
El ejercicio está pensado para fomentar la libertad. Puede uno comer, platicar, reflexionar, dormir o hacer cualquier actividad que parezca conveniente. Los participantes o agentes de este evento son principalmente aquellas personas que ya forman, de alguna manera, el círculo de espac, sean visitantes regulares, colaboradores, artistas, curadores, amigos o vecinos. La construcción del espacio nos invita a repensar las estructuras sociales definidas por el trabajo y a deconstruir las relaciones existentes para generar otras formas de interacción y de ser fuera de las normas y las rutinas establecidas. Se trata de una dinámica, en cierto sentido, fuera de lugar.

El fuego
Entrenamientos para un posible habitar no cuenta con un claro principio ni final; sin embargo, hay una atención al tiempo, a los ciclos, a los ritmos y a los rituales. Este lugar se activa no solo con la intervención humana, sino con los objetos y su disposición, así como con la inclusión del fuego. Frente a la tarima, sobre la base rectangular con ramas, inicia una fogata que inunda el lugar con luz y calor. El fuego deja registro del tiempo, evidencia de la acción en este espacio.


Cada frase se encuentra textual entre las páginas de los —hasta ahora— ocho libros-exposición de ESPAC. Cada uno de los colaboradores ahí involucrados, aportaron de una forma u otra a este diagrama de pensamiento.




Pertenencias comunes o, ¿cómo estar juntxs?

¿Se puede habitar un lugar en exceso?
¿Cómo sería un espacio desbordado del habitar?
¿Cuáles son los sentimientos de pertenencia?
¿El afecto y la comunidad tienen una estructura?
¿Cómo se puede plasmar, registrar y exhibir el afecto y el sentido de comunidad que se generó en una noche de convivio?


A partir de estas preguntas surge Entrenamientos para un posible habitar, un conjunto de ejercicios en las salas expositivas de espac en donde el habitar y la pertenencia se practican a través del encuentro y del convivio, como un acto para reclamar una identidad colectiva y una memoria común; un potencializador de vínculos y memorias, tal vez de sensaciones, sentimientos o conexiones difíciles de describir o de captar. Estos ejercicios, activan huecos, haciendo uso de condiciones emocionales usualmente olvidadas o, tal vez, tan básicas que no les damos tanta importancia (por lo menos en el ámbito laboral). La propuesta posibilita momentos de emoción, la exaltación de los sentidos y delicados gestos hacia un futuro.


Esta es una invitación para un posible habitar; es un evento y un momento que le da una nueva forma al tiempo —uno desacelerado y arraigado en el presente—, para intentar lograr aquello tan simple pero tan difícil de hacer: estar presente, sentirnos y reconocernos en el ahora; también es un momento colectivo, de reflexión y relajación o mera admiración y gusto, que no cuenta con un propósito concreto, lo que permite el error y la incomodidad pero, sobre todo, la sorpresa o lo que Jane Bennet describe como el encanto: “una sensación de apertura a lo inusual cuyo potencial permite cultivar momentos cotidianos de sorpresa para construir una ética de generosidad”.1 Se aspira a que este tipo de ejercicios puedan desarrollar poco a poco herramientas y métodos para una vida desindividualizada. El acontecimiento podría tener una dimensión curativa que apela a las emociones, dejando atrás la racionalidad y la estructura y, por ende, la certidumbre.

No es precisamente una gran fiesta, sino un evento de escala modesta y familiar, una colección de sonidos y actos gentiles. Tampoco es precisamente una cena, sino una serie de pequeñas experiencias que, a través de la comida, los objetos y los afectos, así como de sus disposiciones e historias, permiten reflexionar, intimar y generar nuevos lazos y subjetividades entre nosotrxs. Podríamos decir que es un entrenamiento para aprender a estar juntxs.



Receta (cursi) para habitar un espacio de arte

35 gramos de incomodidad
1 taza de silencio incómodo
10 gramos de conversación sobre el clima
2 cucharadas de confusión
10 mililitros de baile
1/2 taza de profunda atención
2 tazas de silencio cómodo
1 kilo de sorpresa
500 gramos de curiosidad
3 bostezos
2 cucharadas de cuestionamiento rallado
5 gramos de generosidad
2 tazas de escucha (sin racimo)
1 ½ diálogos


Indicaciones:

En un plato hondo, mezclar la sorpresa, el cuestionamiento y la confusión. Batir por 10 minutos y agregar lentamente la curiosidad (sin esta la mezcla no esponja).

Comience a conversar sobre el clima para posteriormente hacer uso del silencio cómodo, una vez que esto suceda la generosidad estará lista para agregarse al plato hondo.

Hervir la atención mientras se toca el suelo con algo que no sean los pies. Posteriormente, deje reposar la atención por 15 minutos hasta que los bostezos comiencen a flotar.

Incorpore al plato hondo la escucha y el silencio incómodo previamente desmenuzado. Batir la mezcla fuertemente hasta tener una sensación extraña y consistente.

Coloque en un platón la mezcla y aderécela con la crema de atención hervida. Antes de servir, promueva los diálogos y suba la temperatura corporal para activar la incomodidad. Ya en estado caluroso, baile con o sin cesar.











Andrea Carrillo Iglesias
(Tijuana, 1986)

Artista visual y diseñadora. Su trabajo combina prácticas de investigación y producción artística para explorar las relaciones entre la imagen, el poder y el conocimiento, y cómo estas relaciones afectan las formas en las que nuestra realidad es social y estéticamente producida. Estudió Diseño Gráfico en el Art Center College of Design y posteriormente cursó la maestría en Arte, Diseño y Dominio Público en la Universidad de Harvard, así como un posgrado en Artes Visuales en Sandberg Instituut Rietveld Academie en Ámsterdam. En México, su obra ha sido expuesta en Arróniz (2021), Material Art Fair (2019), Proyector (2018) y Deslave galería (2018), e, internacionalmente, en el Richmond Art Center en San Francisco (2018), el Sackler Museum en Cambridge (2018), el Carpenter Center for Visual Arts en Cambridge (2015), la International Women’s Foundation en Marfa (2015) y The Baile en Ámsterdam (2015), entre otros.